martes, 29 de enero de 2008

bodorrio en las alturas



4.000 metros.
sensación de mareo, dolor de cabeza, cansancio como si fueses la hermana mayor de Bette Davis, ahogo, movimientos más lentos que el hombre en la Luna...todo esto es el soroche o mal de altura.

a esto sumale visitas continuas a tu nueva familia politica por parte de hermano, comilonas, bodas y sus consecuentes resacas...total: te pasas el día tumbado, bebiendo mate de coca y viendo con tu hermana pequeña maratón de Friends por la tele.

La Paz es increible. Una ciudad que sube por las paredes empinadas de los barrancos, rodeada de montañas, donde se respira la dureza de la vida; ciudad de las cuatro estaciones en un sólo día, llena de colores y de un solo color: tierra.

El Titicaca está lleno de historia, inmenso, azul. La isla del sol, la isla de la luna. Copacabana está en Bolivia, seguro que ningún carioca lo sospecha.

El Salar de Uyuni es como un sueño. Un polo sur caliente. Una inmensidad de leche. Alli pasé la nochevieja, solita. A veces es bueno volver a sentir esa soledad.

Bolivia es autentica desde el momento que bajas del avión. Hasta respirar cuesta. Es hermosa y fea a la vez. Es salvaje, inocente, pobre, sumisa, tiene de todo y no tiene nada. Es como esa muñeca rota y vieja con la que preferias jugar, no es la más bonita pero es la que más te gusta.

pd: es estraño estar en la boda de tu hermano conociendo tan solo a tus padres y hermana. La familia de la novia, Vania, fue muy cariñosa.

Hexagono del Salar de Uyuni

En el Lago Titicaca

valle de la Luna, La paz

mi bolso también paga

situación surrealita en autobus brasiliense:

me subo, me acerco al cobrador (que aqui es distinto que el conductor; sino, en Cidade de Deus teneis un ejemplo), pago mis dos reales como buena ciudana de a pie que soy. paso el torniquete, que a menos seas una de las gemelas Olsen (que no las dos) es imposible de pasar de frente; usease, que hay que pasar de ladico. realizo un giro de 90 grados hacia la izquierda, caderazo al torniquete y paso. pero mi bolso no.

se había quedado enganchado entre el torniquete y las barras de metal que impiden que cualquier maleante pase sin pagar. Mi bolso! ese que Santi Millán calificaba de bolsa de basura (en efecto, es grande como tal, y verde, para mas señas). inocente de mi tiré de él. el torniquete cedió, dió otra vuelta y recuperé el amado complemento.

Um momento, menina! sao dois reais!
O que??????? (aqui, cara de espanto, se estará riendo de mi?)

que quiere que pague por mi y por mi bolso?

efectivamente. el torniquete habia girado, habia apuntado un pasajero más, y sino no cuadra la caja.... (bueno, todo eso no lo expresó con palabras). y como ya se aproximaba mi parada y no queria discutir con un funcionario la menda pagó por su bolso.

hasta donde llega el surrealismo del servicio en este país? esta escena, que sería digna de un país escandinavo! aqui todo el mundo se salta las reglas más importantes de decencia, ética y moral. pero cuando hablamos del billete del autobus, amigo! eso es otra cosa.

Ordem e progresso...será una ironía?